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         ue un escritor español, licenciado en derecho por la Universidad de Oviedo, consagró su vida exclusivamente a la actividad literaria, en la que se mostró como un escritor fecundo y pionero de un tipo de literatura que, dentro de la más pura vanguardia, se erige como una construcción personal de gran originalidad.Murió en Argentina, siendo su cadáver repatriado y enterrado en el Panteón de Hombres Ilustres del Cementerio Sacramental de San Justo de Madrid, en una tumba junto a la de Mariano José de Larra.

 

Sus primeras obras muestran una actitud crítica e innovadora frente al panorama literario español, dominado por los noventayochistas, y coinciden con la dirección, asumida desde 1908, de la revista Prometeo, receptora y difusora de los primeros manifiestos vanguardistas en España, de los que fue su primer e incondicional defensor e impulsor. Animador indiscutible de la vida literaria madrileña, en 1914 creó una de las tertulias más frecuentadas y famosas con que ha contado Madrid, la del Café Pombo.

Su vasta producción literaria incluye desde artículos y ensayos, algunos agrupados en libros, hasta dramas de tema erótico y obras más o menos novelísticas, muchas de ellas basadas en una trama truculenta, al modo de los folletines costumbristas, que por las incoherencias en la narración, las imágenes de tipo surrealista o el barroquismo de la expresión se convierten en una forma de absurdo que destruye todo sentimentalismo y las acerca a lo patético y grotesco.

Aplaudida por José Ortega y Gasset, la obra de Ramón Gómez de la Serna ejerció una influencia inmediata en los jóvenes poetas de la generación del 27: el culto a la metáfora, en efecto, caracterizó los comienzos de Jorge Guillén, Gerardo Diego, Federico García Lorca e incluso del joven Miguel Hernández. También en Hispanoamérica apreciaron su obra Pablo Neruda y, posteriormente, el mexicano Octavio Paz. En 1936, a raíz del estallido de la guerra civil española, Gómez de la Serna se exilió en Buenos Aires con su esposa, la escritora Luisa Sofovich, y en 1948 publicó la obra autobiográfica Automoribundia, testimonio de su vida y compendio de su estilo y su personal concepción literaria.

 

Su particular visión de la literatura, concebida dentro de los presupuestos del arte por el arte, sin ningún intento de reflexión ideológica, dio lugar a un género inventado por él, las greguerías, definidas por el propio autor como «metáfora más humor». Consisten en frases breves, de tipo aforístico, que no pretenden expresar ninguna máxima o verdad, sino que que retratan desde un ángulo insólito realidades cotidianas con ironía y humor, a base de expresiones ingeniosas, alteraciones de frases hechas o juegos conceptuales o fonéticos.

Gómez de la Serna dedicó, a lo largo de su vida numerosos libros a este nuevo género, que cultivaba asiduamente en secciones fijas de los periódicos y lo consagraría como uno de los escritores más conocidos de las letras españolas: Greguerías (1917), Flor de greguerías (1933), Total de greguerías (1955), etc. Este género, de hecho, sirvió para renovar la anquilosada idea de la metáfora y de la imagen poética que poseía la estética literaria española y anticipó el Surrealismo.

 

En cuanto al resto de su obra literaria, fue un escritor de personalidad muy acusada y de una vastísima obra de más de un centenar de títulos, su creación literaria más significada y reconocida es la greguería nacida en 1910, que ejerció una enorme influencia en los creadores de su tiempo y, especialmente, en los poetas de la generación del 27. Ramón fue un decidido entusiasta de lo nuevo, y en cuya defensa e impulso desplegó una actividad muy intensa. Su temprana vocación se anuncia cuando a los diecisiete años escribe la que será su primera obra titulada «Entrando en fuego».

Su vasta producción literaria incluye desde artículos y ensayos, algunos agrupados en libros, hasta dramas de tema erótico y obras más o menos novelísticas, muchas de ellas basadas en una trama truculenta, al modo de los folletines costumbristas, que por las incoherencias en la narración, las imágenes de tipo surrealista o el barroquismo de la expresión se convierten en una forma de absurdo que destruye todo sentimentalismo y las acerca a lo patético y grotesco.

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Cultivó un teatro muy innovador, cercano a la estética surrealista, cuyo mejor exponente es Los medios seres, que llegó a representarse pero no fue entendida por el público madrileño, poco habituado a las extravagancias vanguardistas. Fue además un prolífico biógrafo, en su labor se llega a retratar a sí mismo. Las obras que tratan de biografías son elegidas por Ramón por una cierta afinidad personal.

 

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Greguerías

Su obra está llena de estas sabrosas metáforas insólitas que a todos nos dibujan una amplia sonrisa en el rostro. las greguerías son composiones muy similares a los aforismos, y constan solamente de una frase. Expresan de forma humorística e ingeniosa pensamientos sobre la vida y cosas corrientes.

 

1 «Como daba besos lentos duraban más sus amores»

2 «Si te conoces demasiado a ti mismo, dejarás de saludarte»

3 «Un tumulto es un bulto que le sale a las multitudes»

4 «Tocar la trompeta es como beber música empinando el codo»

5 «Donde el tiempo está más unido al polvo es en las bibliotecas»

6 «Los rosales son poetas que quisieron ser rosales»

7 «La luna es un banco de metáforas arruinado»

8 «El filósofo antiguo sacaba la filosofía ordeñándose la barba»

9 «El pensador de Rodin es un ajedrecista a quien le han quitado la mesa»

10 «Los arcos de triunfo son elefantes petrificados»

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En este vídeo del Museo Conde Duque se pueden apreciar varios de los dibujos originales y creados a mano por Ramón Gómez de la Serna, los cuales podrían ser vistos en esta exposición 

Despacho

El despacho del escritor vanguardista Ramón Gómez de la Serna, la nueva tarjeta de identidad del museo en conexión con la colección permanente, de la que ahora se muestra además una selección compuesta por pinturas, esculturas, fotografías, estampas y dibujos.

El Despacho del escritor Ramón Gómez de la Serna se presenta como un museo dentro del museo, que enriquece y redefine la nueva estructura de la colección. Esta nueva ordenación de la colección permanente se basa en la articulación de cuatro unidades autónomas bajo los epígrafes: forma y gesto; figura y realidad; imagen y ciudad; unicidad y multiplicidad, categorías todas ellas aplicables también al despacho ramoniano.

 

La conjunción de una selección de la colección permanente del museo –pintura, escultura, dibujo, fotografía y grabado desde las vanguardias históricas hasta la actualidad– con las imágenes artísticas y cotidianas y los objetos que acopió Ramón en su despacho, que ahora pasa a convertirse en la nueva tarjeta de identidad del Museo de Arte Contemporáneo de Madrid.

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