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              ntonio Buero Vallejo (Guadalajara, 1916-Madrid, 2000) es considerado, junto a García Lorca y Valle-Inclán, uno de los hitos señeros de la literatura dramática española. Desde 1949, en que se da a conocer con Historia de una escalera, hasta 1999, en que se representa su última obra, la producción de Buero Vallejo abarca cincuenta años de estrenos ininterrumpidos cuyo impacto, tanto social como estético, le convierten en el dramaturgo más importante de la segunda mitad del siglo XX. De ello da cuenta que haya sido el único autor de teatro galardonado con el Premio Cervantes (1986) y el primero que obtuvo el Nacional de las Letras Españolas (1996), entre otras muchas distinciones.

 

Buero Vallejo se había interesado desde la infancia por la literatura, sobre todo por el teatro. Estudia en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid y, acusado de "adhesión a la rebelión", permanece en prisión desde 1939 hasta 1946. Allí coincide con Miguel Hernández y entablan una fuerte amistad. Al ser puesto en libertad comienza a colaborar en diversas revistas como dibujante y escritor de pequeñas piezas de teatro.

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Su debut se produce en 1949 con la publicación de Historia de una escalera (1949), obra galardonada con el Premio Lope de Vega y que tuvo un gran éxito de público en el Teatro Español de Madrid. Durante la década de los cincuenta escribe y estrena, en España y en el extranjero, obras tan significativas en su trayectoria literaria como La tejedora de sueños (1951), La señal que se espera (1952), Casi un cuento de hadas (1953), Madrugada (1953), Hoy es fiesta (1956) o Un soñador para un pueblo (1958). A pesar de varios problemas con la censura vigente, sigue estrenando títulos como El concierto de San Ovidio (1962),

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Aventura en lo gris (1954), El tragaluz (1967) -que se mantiene en cartel durante casi nueve meses- o Las Meninas, cuyo estreno en 1960 obtiene un éxito sin precedentes. Además, prepara versiones de Shakespeare -Hamlet, príncipe de Dinamarca- y Bertolt Brecht -Madre Coraje y sus hijos.

 

Posteriormente, realiza un ciclo de conferencias en varias universidades estadounidenses. En 1971 ingresa en la Real Academia Española, y más tarde es nombrado socio de honor del Círculo de Bellas Artes y del Ateneo de Madrid. Asimismo, pertenece a diversas academias, comités y sociedades de América, Portugal, Alemania y Francia.

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Durante los primeros años de democracia en España no cesa de estrenar obras: Jueces en la noche (1979), Caimán (1981) y Diálogo secreto (1985) o su versión de El pato silvestre, de Henrik Ibsen, en 1982.

En 1986 recibe del Premio Miguel de Cervantes por toda su trayectoria literaria. Compagina su éxito en el campo de la literatura con su otra gran pasión, la pintura. En 1993 publica Libro de estampas, donde se recogen pinturas acompañadas de textos inéditos del autor. En 1997 ve la luz su última obra, Misión al pueblo desierto, estrenada en Madrid dos años después. En 1998 es nombrado presidente de honor de la Fundación Fomento del Teatro.

 

Fallece en Madrid el 29 de abril del año 2000, y 7 años después, el 15 de octubre de 2007, la Biblioteca del Instituto Cervantes de Burdeos recibe el nombre de Antonio Buero Vallejo.

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Obra dramática

El tema común que liga toda su producción es la tragedia del individuo, analizada desde un

punto de vista social, ético y moral. Los principales problemas que angustian al hombre se

apuntan ya en su primera obra, En la ardiente oscuridad, y continúan en obras posteriores.

La crítica ha clasificado su obra en teatro simbolista y teatro de crítica social.

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El teatro simbolista trata de representar en la ardiente oscuridad el crudo enfrentamiento

con una realidad que no puede escamotearse ni disfrazarse. A través de la tara física de la

ceguera, Buero simboliza las limitaciones humanas. Así, es símbolo de la imperfección, de la

carencia de libertad para comprender el misterio de nuestro ser y de nuestro destino en el

mundo. El hombre no es libre porque no puede conocer el misterio que le rodea. El tema

del misterio predomina en otras obras, también de corte simbolista: La tejedora de sueños,

recreación del mito de Ulises y Penélope; Irene, o el tesoro, análisis del desdoblamiento de

la realidad.

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Las obras de la Crítica social analizan la sociedad española con todas sus injusticias,

mentiras y violencias. Pertenecen a este grupo: Historia de una escalera, Las cartas boca

abajo y El tragaluz.

 

Historia de una escalera, que obtuvo en 1948 el premio Lope de Vega, es posiblemente una de las obras más importantes del teatro de esta época por su carácter trágico y por la denuncia de las condiciones sociales de vida. La obra causó gran impacto por su realismo y contenido social. En ella plantea la imposibilidad de algunos individuos de mejorar materialmente debido a la situación social y a la falta de voluntad.

 

El tragaluz, como casi todas las de Buero Vallejo, comienza de manera aparentemente anodina, contando la historia de una familia, pero luego se vuelca hacia un relato el cual, tanto por el fondo como por la forma (y siempre con la sutileza necesaria para esquivar a la censura), constituye un ataque en toda la línea de flotación al franquismo y a su obsesión por influir nuestra visión tanto de la historia pasada como futura. Su trama es 

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aparentemente simple y su lectura muy fácil pero, sin embargo, en cuanto uno empieza a escarbar encuentra cinco o seis niveles de mensajes, todos potentísimos, y que impactan sobremanera al lector. Hoy, para comprenderlos, muchas veces deben ser contextualizados por analistas literarios.

En esta galería fotográfica podréis encontrar diversas fotos de algunas de las representaciones de las obras de Antonio Buero Vallejo, si pinchas en cada fotografía podrás saber a que obras se pertenecen

La rebelión sobre el escenario
La tejedora de sueños
El Tragaluz
Madrugada, repre
Historia de una escalera
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